¿Podemos realmente considerar que la explotación sexual de un niño sea algo negociable? ¿Es posible establecer límites éticos a la libertad individual cuando se trata de la vulnerabilidad de los más pequeños? Estas son las preguntas que surgen ante la alarmante propuesta de legalizar ciertos tipos de material pornográfico infantil. Por ello, resulta crucial analizar las implicaciones de esta iniciativa y por qué representa un retroceso en la lucha por la protección de los niños.

Más allá del impacto mediático, esta iniciativa encierra un profundo peligro para la infancia y representa una grave amenaza para los valores fundamentales de nuestra sociedad. El solo planteamiento de que el material pornográfico infantil, incluso generado por inteligencia artificial o adquirido en un contexto "consensuado", pueda ser legalizado es simplemente aberrante. Al plantear excepciones y legalizar ciertos tipos de material, se envía un mensaje perverso: la sexualización de niños es aceptable en determinadas condiciones. Esta falsa premisa no solo normaliza conductas criminales, sino que también allana el camino para que los depredadores sexuales encuentren nuevas formas de justificar sus actos.

¡Los niños son sujetos vulnerables!

No podemos pasar por alto que los niños no son adultos en miniatura. Su desarrollo cognitivo y emocional los hace especialmente vulnerables a la manipulación y al abuso. La noción de que un menor pueda dar un consentimiento válido para ser sexualizado es una falacia peligrosa. Los niños necesitan protección, no explotación.

La Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional ratificado por casi todos los países, reconoce a los niños como sujetos de derechos y establece que su interés superior debe ser una consideración primordial en todas las acciones que les conciernen. La explotación sexual infantil, en todas sus formas, constituye una grave violación de estos derechos.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre los graves trastornos emocionales que sufren los niños víctimas de abuso sexual. Estas experiencias traumáticas pueden tener consecuencias a largo plazo en su salud mental, sus relaciones interpersonales y su desarrollo general.

Se trata de una falsa dicotomía entre libertad sexual y protección infantil

Algunos defensores de esta propuesta argumentan que la legalización de ciertos tipos de material pornográfico infantil parte de un prospecto de libertad sexual. Sin embargo, esta visión es errónea y reduccionista. La libertad sexual no puede justificar la explotación de los más vulnerables. La sexualidad de los niños debe desarrollarse de manera sana y protegida, lejos del abuso y la explotación.

Entiendo esto, está claro que dicha propuesta representa un grave retroceso en la lucha contra la explotación sexual de menores. Es una traición a los niños del mundo y una amenaza para toda sociedad. En lugar de buscar soluciones fáciles y peligrosas, debemos redoblar nuestros esfuerzos para prevenir y combatir este crimen atroz.

La protección de la infancia debe ser una prioridad absoluta para todas las sociedades. La legalización de la pornografía infantil, en cualquiera de sus formas, es una propuesta inaceptable y peligrosa. Debemos rechazarla enérgicamente y trabajar juntos para construir un mundo donde los niños estén seguros y protegidos

Referencias

Proyecto de Convención de las Naciones Unidas contra la Ciberdelincuencia - Artículo 14.

https://www.undocs.org/Home/Mobile?FinalSymbol=A%2FAC.291%2FL.15&Language=E&DeviceType=Desktop&LangRequested=False 

Video | La Unión Europea apoya la legalización de pornografía infantil en dos casos excepcionales. 

https://x.com/progrestonn/status/1825947660773372132